Esta
entrada se la dedico a una amiga que recientemente me preguntaba acerca de cómo
trabajar la autoestima. Para hablar de autoestima hay que partir de indagar qué
entiende uno por autoestima y que entienda la otra persona, porque muchos malos
entendidos surgen del hecho de que no estamos hablando de lo mismo, aunque lo
estemos etiquetando con el mismo nombre.
Recientemente,
en un curso de desarrollo personal y Mindfulness
que realicé en la Universidad de Almería, surgió este tema y el profesor nos
puso un pequeño video de Eckhart Tolle (11 minutos) en el que se le pregunta
por este tema. Antes de seguir hablando de este tema os recomiendo verlo.
La
autoestima se suele definir como valoración positiva de uno mismo, la cuestión
sería ¿a qué uno mismo me refiero?, ¿a mi ego, cuerpo, habilidades,
inteligencia, etc., o a algo más profundo y trascendente, que no se centra
tanto en una determinada autoimagen?
Al
hilo de la anterior entrada del Blog, no es lo mismo la autoestima derivada de
saberse Brahman expresándose a través
de una forma, a la autoestima derivada de estar absolutamente identificado con
tu forma como si ésta fuese lo único que hay, lo único a lo que uno puede
aferrarse. La primera autoestima, la verdadera autoestima, es incondicional,
plena, y no deriva de ninguna comparación con “los otros”. La segunda
autoestima es relativa, ilusoria y efímera, está condicionada a…, y más tarde o
más temprano algo o alguien hará que se tambalee. No es una forma agradable de
vivir, ¿no os parece?
Como
muy bien dice Tolle es preferible tener una autoestima alta a vivir en una baja
autoestima, pero esto tiene mucho de infantil, de superficial. Ha de llegar el
momento en que vayamos más allá, en que nuestra mirada se haga más abierta y
más profunda. Si la percepción positiva de nosotros mismos se asienta sobre
profundas raíces, sobre lo que es real, sobre aquello en nosotros que permanece
inmutable a través de los tiempos, las modas, o los cambios de opinión y de
gustos; entonces surgirá la verdadera autoestima porque nos amaremos a nosotros
mismos en profundidad, y porque nuestro amor abarcará naturalmente “al otro”.
Fantástica reflexión! Gracias Elena
ResponderEliminarGracias a ti. Un placer verte por aquí.
Eliminar