viernes, 14 de noviembre de 2014

LA BELLEZA





Hoy revisando mis apuntes de cuando estudié la asignatura de Estética en la Licenciatura de Filosofía me he encontrado con este texto, que traduce en humildes palabras el sentimiento intraducible que nos despierta lo bello. El autor se pregunta por el color de la belleza, a modo de metáfora sobre que tratar de encerrar la belleza en un forma (en un color) le roba su grandeza, su misterio, su Ser. Mucho se puede hablar sobre la belleza, mucho se ha hablado de ella, hoy me conformo con recordar estas palabras.


¿TIENE COLOR LA BELLEZA?



No lo sé, solo sé la que siento y me agrada, me hace vibrar, me da vida cuando oigo “Body and soul” una composición jazzistica de los años 30 del siglo pasado. Su compositor (Coleman Hawkins) es de cuerpo (body) negro y su alma (soul)… ¿de qué color es?
Cuando alguien me dice que nuestra blanca cultura es el zenit de la civilización, tiemblo… ¿Tiene color la cultura,… la expresión artística?
Solo sé que me emociono… ¿es eso belleza?
No sé si lo bello es razón o sentimiento, no sé si es una ciencia o solo una sensación, pero… Ella Fitzgerald me mata con su voz… ¿De qué color tiene Ella la voz?... solo sé que es bella.
Me siento perdido cuando me preguntan de qué color es la belleza… sino sé de qué color es mi alma.
Me siento perdido como el hombre romántico frente al abismo de sensaciones que me desbordan… ¿es eso belleza?
Y yo… ¿soy cuerpo o soy alma? Cuando entra la belleza en mí…



José Santa Ortega

viernes, 7 de noviembre de 2014

EROS Y PSIQUE. SIMBOLISMO


En la época arcaica griega (siglos VIII a VI a.C.) aparecen las llamadas religiones mistéricas, y con ellas la concepción del hombre (que se había visto empobrecida con la religión homérica) se va enriqueciendo y ampliando. Desde el momento en que se concibe la existencia de una chispa divina en el hombre, y que cultivar ésta es la clave de la inmortalidad, aparece Psique no como sombra o Eidolon, sino como la más hermosa de las doncellas, capaz de enamorar al mismísimo Eros. Pero, ¿quién es Eros? En la visión homérica se le tiene por hijo de Afrodita y de Hermes o de Ares, e incluso de Zeus, y representa el deseo sexual. Versiones más antiguas sostienen que Eros salió del huevo del mundo, que fue el primero de los dioses, pues sin él ninguno de los demás habría podido nacer. ¿Qué es aquello que existe antes que nada, que no tiene padre ni madre, y sin lo cual nada existiría? El Amor.
Veamos ahora qué puede ofrecernos este mito, o al menos qué es lo que me dice a mí. Psique, por sí misma, en su pureza e ingenuidad, es tan bella como la mismísima Afrodita. Tan bella que enamora al mismísimo Amor, a Eros. Eros desobedece por ella a su madre. A Prometeo le pasó algo muy parecido, estaba enamorado de los hombres y eso le hizo desobedecer a Zeus. ¿Cuál es el poder que tiene el alma humana capaz de enamorar así a los mismos dioses?
Es interesante fijarse en que no es Psique la que se cree tan bella como Afrodita, no es ella la que se ver como una diosa viviente. Ella sufre las consecuencias de ese error perceptivo, sufre las consecuencias de los hombres que confunden las cosas bellas con la Belleza. Eros la hace su esposa, pero Psique es muy joven e ingenua, él no puede mostrarse ante ella tal cual es. De ahí su imposición de no mirarle ni hacer preguntas. Nada de utilizar los sentidos externos, y nada de meter por medio la mente racional. Psique debe aprender a reconocer íntimamente la presencia invisible del Ser, del Yo profundo, que no es otra cosa que Eros. Y lo hace, por eso se va enamorando de su misterioso marido, de su misteriosa esencia.
Y ahí es cuando aparecen las hermanas mayores, que vienen a representar el ego, esa voz insidiosa que critica, que tiene dudas, que tiene envidia, que tiene miedo. Es lo que en meditación se conoce como la mente que cuenta historias. Las hermanas cogen un par de datos y con eso se montan toda una historia, es lo que hace constantemente nuestra mente: montarse historias que nos creemos, historias sobre nosotros mismos (que si soy tal, que si soy cual, que si soy así, que si soy asá), y sobre los demás (esté es así, esté me ha mirado mal, me trata mal, es un caradura, es…). Y Psique, en lugar de aferrarse a lo que sabe, a sus certezas más íntimas, se cree la historia y empieza a dudar. Pero la vivencia previa no ha sido en vano, ha conocido lo que es estar conectada con su Ser, con lo más auténtico que hay en ella (lo que en India se llamaría Ananda, el éxtasis del Ser) y eso no lo puede olvidar. Queda el recuerdo, queda lo que Platón llamaría Reminiscencia del paraíso perdido, queda el fuego que el Amor ha despertado en ella. Incluso esta “preñada” del Amor, llegados a este punto no hay vuelta atrás. Antes de comenzar la búsqueda consciente del Amor, antes de comenzar las verdaderas pruebas, ha sido necesario un tiempo de vivencia íntima, silenciosa, con lo invisible. Sin ese periodo, todo lo que viene después es imposible. Es la primera fase de su iniciación.
Y si el alma humana quiere reconquistar a Eros, y unirse a él de una forma definitiva, en presencia de los dioses, ahora debe hacerlo por propio esfuerzo.
La primera prueba es la de separar, de un montón de siete tipos de semillas mezcladas, las unas de las otras. Aquí se conquista el discernimiento. El discernimiento va más allá de la mera inteligencia, y por eso se necesita de ayuda divina.
En la segunda prueba, la de recoger los vellones dorados, puede estar hablando de que los dones de la vida no se pueden obtener por la fuerza, que hay que saber esperar a que las cosas maduren, a que llegue el momento oportuno, y la vida te entregará todos sus tesoros. Para hacer esto se necesita haber conquistado previamente el discernimiento, que es esa voz que le aconseja sobre la mejor forma de hacer las cosas. Es la voz de la sabiduría.
En la tercera prueba debe llenar una copa de frágil cristal en las aguas del rio que atraviesa el Hades. Es el río de la muerte, y de la vida. Este rio es un recordatorio de que vida y muerte son una misma cosa, un río circular, un mismo río que en ciertos momentos corre por valles y montañas, y en otros momentos se hunde en las profundidades del averno. ¿Qué aprende aquí Psique? Esta es la parte que más me cuesta ver. Quizás esa frágil copa de cristal que contiene una cantidad determinada del agua de la vida represente nuestro frágil cuerpo, y Psique puede ver que aunque la copa pueda romperse en determinado momento el agua no se destruye, retorna al río del que es originaria.
Y en su última prueba, como no, debe enfrentarse a la muerte y conquistar la inmortalidad consciente. Perséfone le entrega una cajita donde se halla el secreto de su belleza. ¿Qué secreto puede ser ese? Siendo reina del Inframundo sus secretos deben estar relacionados con él, con lo que sucede cuando la “Vida” se sumerge en las profundidades de lo invisible, cuando ha dejado de existir la copa de cristal. Pienso que se trata del conocimiento de nuestra esencia divina, la toma de plena consciencia de que somos de belleza perfecta.
Por último, cuando la duda y la desconfianza despiertan en Psique la curiosidad por ver a su esposo, esa es una curiosidad negativa fruto del miedo. Es una curiosidad nacida de la ignorancia. Ahora es un caso distinto. No abre la caja por miedo, abre la caja por sed de saber. Quiere el conocimiento de los misterios de la vida y la muerte, quiere el conocimiento del Ser (que es lo que permanece más allá de la vida y la muerte), quiere conquistar aquello que vislumbró brevemente mientras estuvo con Eros. Cuando adquiere ese conocimiento sobreviene la muerte iniciática, tras la cual despierta y es llevada ante los dioses para su boda definitiva con Eros.

¿Por qué Psique conquista sus alas, pero están son alas de mariposa? Porque Psique representa al alma humana. Los griegos hablaban de nous, psique y soma. Cuerpo, alma y espíritu. El alma tiene una naturaleza dual, puede mirar hacia el cielo y fundirse con Eros (el Ser, el Espíritu), o puede mirar hacia la tierra y dejarse llevar por sus hermanas y demás parientes. Cuando mira hacia Eros conquista sus alas de mariposa, que son hermosas pero frágiles, al igual que Psique. A partir de la llegada de las religiones mistéricas, y de la evolución de la visión de Psique, los griegos creían que cuando moría una persona y exhalaba su último aliento, el alma abandonaba el cuerpo volando en forma de mariposa.