miércoles, 30 de julio de 2014

LA ESTRELLA DE LA REFLEXIÓN: LOS “DEBERÍAS” QUE PUEBLAN NUESTRA VIDA. 1ª PARTE


Hace unos días me vi en la situación, bastante común para el común de los mortales, de enfrentar algo que “debería” hacer, pero que en realidad no quiero hacer. Esta situación me llevó a reflexionar acerca de los “deberías” que pueblan nuestras vidas.  El tema de los “deberías” es un tema recurrente en las personas que acuden a la consulta de Asesoramiento Filosófico: yo “debería” hacer tal cosa, yo no “debería” pensar tal cosa, yo “debería” haber alcanzado ya tal otra cosa, etc. Este es un tema  del que se puede hablar largo y tendido, pero no es lo que quiero hacer hoy, ni creo que un blog sea el mejor modo de abordar en profundidad este tema. Sólo quiero compartir la reflexión personal que ha nacido a raíz de un aspecto de esos “deberías” que suelen acosarnos,: el origen o la motivación que los mueven.
Es evidente que algunos “deberías” tienen un origen claro. Si yo quiero sacarme un título universitario “debo” estudiar; si quiero perder peso “debo” o bien comer menos o bien andar más (o las dos cosas), etc. Todos aceptamos que para conseguir ciertas metas a veces tenemos que hacer cosas que no nos apetecen mucho, pero es una realidad que aceptamos sin problemas. Esos “deberías” no nos hacen daño, a no ser que nos hallamos impuesto unas metas poco realistas.
Pero hay otros “deberías” que sí pueden resultar dañinos, son aquellos derivados de vivir más en nuestro mundo mental que en la realidad del aquí y el ahora. Por ejemplo, yo puedo haberme creado la idea de que, a estas alturas de mi vida ya “debería” tener casa propia, o bien ganar más dinero, o bien estar casado y con hijos, o bien pasar parte del año viajando, etc. Cuando hago esto no estoy viendo/viviendo la realidad presente, y todo lo que ésta puede ofrecerme, porque estoy viviendo en una realidad mental que lo único que hace es producirme frustración, angustia, etc. No tiene nada de malo querer una situación de vida mejor, pero si esto causa sufrimiento lo estamos enfocando mal. Estos “deberías” son claramente dañinos, pero hay otros que pueden resultar todavía más destructivos.
Cuando los “deberías” no se refieren a aspectos materiales de la vida, como los de los últimos ejemplos, cuando los deberías están más relacionados con la excelencia personal, como por ejemplo que “yo debería ser más honesto, yo debería ser más sensato, más generoso, yo debería controlar más mis pensamientos, o mi carácter”, etc., aquí el peligro es mucho mayor porque nos adentramos en el terreno del Ser, de aquello que mira a través de nuestros ojos, aquello que sueña por las noches, que crea a través de nuestros pensamientos y reflexiones, aquello que permanece más allá de nuestros cambios físicos e, incluso, del cambio de nuestras ideas y creencias. Aquello a lo que llamamos Yo, Yo esencial, Yo profundo, Yo real.  El peligro es mucho mayor porque algunos “deberías” son, en realidad, un ataque a ese Yo esencial.

Continuará…

miércoles, 23 de julio de 2014

LA ESTRELLA DE LA LITERATURA: HYPERION, DE DAN SIMMONS

LA ESTRELLA DE LA LITERATURA: HYPERION DE DAN SIMMONS


La literatura es una de las grandes estrellas de mi vida, me ha acompañado desde que tengo memoria. Hablo de literatura (novela, poesía, teatro…), no de libros de ensayo (que también me gustan, pero son otra cosa). Creo sinceramente que la literatura es un alimento para el alma insustituible, por eso siempre me apena conocer gente que no ha despertado este amor. Al igual que me pasa con el cine (otro gran amor), procuro cambiar de género con asiduidad para no encasillarme y perderme cosas que pueden resultar interesantes, divertidas, curiosas, sorprendentes…, aunque confieso una especial predilección por las historias de ciencia ficción y de fantasía.
Recientemente cayó en mis manos una novela titulada Hyperion, y como lo curioseo todo le eché un vistazo y leí que había sido ganadora de los premios Hugo y Locus de 1990. Echemos mano de la Wikipedia, que dice que “Los Premios Hugo o Science Fiction Achievement Awards son una serie de importantes galardones otorgados a obras de ciencia ficción o en menor grado fantasía” y “Los Premios Locus son unos premios literarios que comenzaron a entregarse en 1971, siendo los ganadores elegidos por los lectores de la Revista Locus”. Esto, junto con el hecho de que hacía tiempo que no leía nada de Ciencia Ficción, me animó a leer la novela. Su autor en Dan Simmons, profesor de literatura y redacción, y un absoluto enamorado de la figura de John Keats, como muy bien se plasma en la novela.
La novela me ha gustado por diversos motivos: me ha parecido original e interesante, está bien escrita (algo que valoro mucho) y porque da que pensar. Y porque me ha entretenido mucho, que eso también lo valoro. Toda la historia de la novela se articula alrededor de una especie de deidad viva llamada Alcaudón, y de unos peregrinos que acuden a verle por distintos motivos. Los peregrinos no se conocen entre sí y eso da pie a que Dan Simmons realice un homenaje a Geoffrey Chaucer y sus Cuentos de Canterbury, haciendo que cada uno de los personajes cuente su historia a los demás.  
Una de las historias la cuenta Sol Weintraub, un profesor judío que viaja con su hija Rachel, un bebé de tan solo unos días. A raíz de que ella contrajese una extraña enfermedad él comenzó a tener un sueño en el que aparece el Alcaudón que le dice que para salvar a la humanidad debe tomar a su hija e ir al mundo llamado Hyperion para ofrendarla como víctima ardiente.
Esta situación le lleva a rememorar el llamado “dilema de Abraham”, con el que se inicia la historia de su pueblo y de su religión. Recordemos que Dios pide a Abraham, como muestra de obediencia, que sacrifique a su hijo predilecto. Sol  reflexiona acerca de la obediencia a un poder superior,  la situación evolutiva de la raza  humana, la libertad y el libre albedrío.
Sol quería saber cómo un sistema ético –y una indómita religión que había sobrevivido a todos los males a que le había sometido la humanidad- podía surgir de la orden divina de que un hombre matara a su hijo. No importaba que la orden se hubiera rescindido en el último momento. No importaba que la orden fuera una prueba de obediencia. De hecho, la idea de que la obediencia hubiera permitido a Abraham ser el padre de las tribus de Israel era precisamente lo que encolerizaba a Sol.
Al cabo de cincuenta y cinco años de dedicar su vida y trabajo a la historia de los sistema éticos, Sol Weintraub llegó a una firme conclusión: toda lealtad a una deidad, concepto o principio universal que hiciera prevalecer la obediencia por encima de la conducta decente hacia un ser humano inocente era perniciosa.”
El tema de la lealtad a una deidad, concepto o principio universal por encima de la conducta decente queda muy bien reflejado en situaciones como la que narra la película Hannah Arendt (2012): la filósofa asiste al juicio a Adolf Eichmann, el nazi que organizó el genocidio del pueblo judío durante la II Guerra Mundial. Arendt descubre que este oscuro individuo  no era más que un burócrata que “obedecía” órdenes, nada más, como si eso eximiera de toda responsabilidad moral.
“-La respuesta correcta para Abraham fue la obediencia –pensó Sol-. Éticamente, Abraham era un niño. Todos los hombres lo eran en esa época. La respuesta correcta para los hijos de Abraham era llegar a la edad adulta y ofrecerse ellos mismos. ¿Cuál es la respuesta correcta para nosotros?”
La reflexión final de Sol es que ha llegado la hora de dejar atrás la obediencia y los sacrificios, ha llegado la hora de que exista un trato de respeto e igualdad entre hombres y dioses. Es una idea bonita, pero viendo lo que todavía sucede en el mundo creo que estamos muy lejos de eso, aunque son muchas las tradiciones que nos hablan de que somos dioses, pero lo hemos olvidado, que se trata tan solo de recordar. En cuanto eso suceda no será necesario ninguna obediencia a un poder externo, porque habremos descubierto el Poder en nosotros mismos. Immanuel Kant también apuntaba hacia la misma intuición cuando instaba al hombre de su tiempo a asumir la mayoría de edad, a dejar de ser un niño que necesita de tutores que le digan qué debe hacer, qué debe pensar, etc.
La pregunta que esta historia me ha suscitado es: ¿Cuándo dejaremos de ser niños peligrosos y mal criados? ¿Cuándo asumiremos la responsabilidad por nosotros mismos de modo que llegue el día en que el “poder superior” sea la propia claridad interna, nuestro Yo profundo? A ese poder sí le debemos obediencia, y mientras trabajamos consciente y activamente en que ese poder despierte es signo de madurez y sabiduría, creo yo, saber elegir buenos “tutores” o, mejor dicho,  guías en la vida.





miércoles, 9 de julio de 2014

LA ESTRELLA DE LA VERDADERA AUTOESTIMA



Esta entrada se la dedico a una amiga que recientemente me preguntaba acerca de cómo trabajar la autoestima. Para hablar de autoestima hay que partir de indagar qué entiende uno por autoestima y que entienda la otra persona, porque muchos malos entendidos surgen del hecho de que no estamos hablando de lo mismo, aunque lo estemos etiquetando con el mismo nombre.
Recientemente, en un curso de desarrollo personal y Mindfulness que realicé en la Universidad de Almería, surgió este tema y el profesor nos puso un pequeño video de Eckhart Tolle (11 minutos) en el que se le pregunta por este tema. Antes de seguir hablando de este tema os recomiendo verlo.
La autoestima se suele definir como valoración positiva de uno mismo, la cuestión sería ¿a qué uno mismo me refiero?, ¿a mi ego, cuerpo, habilidades, inteligencia, etc., o a algo más profundo y trascendente, que no se centra tanto en una determinada autoimagen?
Al hilo de la anterior entrada del Blog, no es lo mismo la autoestima derivada de saberse Brahman expresándose a través de una forma, a la autoestima derivada de estar absolutamente identificado con tu forma como si ésta fuese lo único que hay, lo único a lo que uno puede aferrarse. La primera autoestima, la verdadera autoestima, es incondicional, plena, y no deriva de ninguna comparación con “los otros”. La segunda autoestima es relativa, ilusoria y efímera, está condicionada a…, y más tarde o más temprano algo o alguien hará que se tambalee. No es una forma agradable de vivir, ¿no os parece?

Como muy bien dice Tolle es preferible tener una autoestima alta a vivir en una baja autoestima, pero esto tiene mucho de infantil, de superficial. Ha de llegar el momento en que vayamos más allá, en que nuestra mirada se haga más abierta y más profunda. Si la percepción positiva de nosotros mismos se asienta sobre profundas raíces, sobre lo que es real, sobre aquello en nosotros que permanece inmutable a través de los tiempos, las modas, o los cambios de opinión y de gustos; entonces surgirá la verdadera autoestima porque nos amaremos a nosotros mismos en profundidad, y porque nuestro amor abarcará naturalmente “al otro”. 

sábado, 5 de julio de 2014

LA ESTRELLA DE LA MITOLOGÍA: EL CAMPO DE JUEGOS DE BRAHMAN


El mito del campo de juegos de Brahman es un relato hindú que me parece fascinante, pues muestra algo que es muy difícil de explicar de forma racional: la naturaleza del mundo que habitamos, y nuestro papel en él.
El mito dice más o menos así…
… Antes de que el reloj de tiempo comenzará su devenir Brahman (divinidad absoluta del hinduismo) era, pero no tenía lugar donde estar dado que carecía de sustancia material. Brahmán se sentía solo y deseó un igual, y de su voluntad creativa surgió Maya, como espacio y tiempo. Maya no era exactamente su igual, sino el medio por el que Brahman podía experimentar el  tener un igual. No puede haber otro Brahman, pues Brahman los es Todo. Maya representa la única forma en que Brahman podía tener la “ilusión” de un igual.
Maya le dice a Brahman que le hará un campo de juegos para que pueda experimentar lo que es tener un igual, y que para ello necesita que le otorgue su atención perfecta y total, su atención de Dios omnipotente. Que una vez la tenga la dividirá en algo llamados seres, en millones de ellos, para que él, Brahman, pueda expresarse en millones de formas. Mediante su campo de juegos podrá experimentar la compañía, y todas las sensaciones agradables y desagradables que vienen con ella y se derivan de su ausencia. Pero, advierte Maya, para que eso sea posible tiene que olvidar que es Brahman, tienes que olvidar que él lo es Todo, que no hay nada más allá de sí mismo. En definitiva, tiene que olvidar que está en un campo de juegos.
Brahman acepta las reglas de Maya, aunque advierte que dentro del campo de juego que ha creado (universo, tiempo y espacio), tarde o temprano recordará quien es... el engaño no podrá durar mucho.
Y así se inició el mundo que captamos con nuestros sentidos. Así se originó el tiempo y el espacio. Los que están recordando que son Brahman disfrutan de juego, les haya tocado el personaje que les haya tocado en él. Los que viven todavía en el olvido del Ser, en el olvido de quién son,  sufren el juego porque lo toman por la realidad.
En este mito hinduista tenemos las claves básicas para comprender el no-dualismo de una filosofía como la del Vedanta Advaita, por ejemplo. El mundo que vemos, que percibimos, que experimentamos, es el campo de juegos de Brahman, es Maya, pero no Maya en el sentido de un mundo falso, ilusorio, sino en el sentido de “apariencia”, de rostro visible, de Brahman. Maya sólo es velo cuando posamos sobre ella una mirada superficial, cuando la confundimos con la Realidad, cuando creemos que ella es lo único que existe. Entonces Maya se convierte en velo de Brahman, de lo Real. Lo único que cambia es la mirada.
Si algo he descubierto con los años y la experiencia es que todo en este mundo es una cuestión de mirada. Hay un punto en el mito que me parece crucial porque suele obviarse. Brahman le otorga a Maya su atención perfecta y total, su atención omnipotente. Eso significa, a mi modo de ver, que a través del mundo de las formas se puede llegar a la Verdad, a la Realidad (la materia no es un obstáculo), simplemente no hay que confundir la multiplicidad que captamos mediante los sentidos con diferencia esencial, con separatividad. Creo que somos Uno en esencia y únicos en nuestra forma de manifestarnos, de expresarnos. Todos somos Brahman: personas, animales, vegetales, minerales. En ocasiones estamos en pleno juego, y en ocasiones estamos fuera del juego (muertos), podemos jugar más dormidos o más despiertos, pero nunca dejamos de Ser. A cada cual la vida reparte unas cartas, y con ellas tenemos que jugar. De nada sirve andar mirando las cartas de los otros, ni soñar con cómo sería si tuviésemos otras cartas, ni sentarnos en una esquina a lamentarnos por nuestras cartas. Lo único que podemos hacer es jugar, y ya que tenemos que jugar, juguemos con altura. Convirtámonos en maestros del juego, recordemos quien somos y pongamos “en juego” al máximo todas nuestras potencialidades. ¿Qué pensáis?






miércoles, 2 de julio de 2014

Mil estrellas en el camino

La vida de una persona, si el destino no la trunca prematuramente, es una sucesión de pequeñas vidas hiladas. La propia vida que se teje en virtud de multitud de "yoes" que van evolucionando y cambiando, naciendo y muriendo; y la vida ajena que, nos guste o no, nos acompaña y nos condiciona.

En la experiencia vital de cada ser humano hay luces y sombras, momentos plenos y periodos en los que parece que hemos estado ausentes de nuestra propia biografía, que hemos funcionado en modo "piloto automático" y en los que sentimos como si "otro" hubiese tomado las riendas de nuestra vida. A veces resulta cómodo funcionar así, pero a la larga es dañino, incluso destructivo.

Cuando en nuestras vidas llega el momento en que nos damos cuentas de esta situación, y sentimos la necesidad real de cambiar de rumbo, de tomar las riendas, es cuando se nos hace imprescindible reconocer las mil estrellas que hay, y ha habido, en el camino.

El filósofo estoico, y emperador romano, Marco Aurelio inicia sus Pensamientos agradeciendo a las distintas personas que le han aportado algo a la vida. No se ciñe sólo a las "buenas" personas, sino también a los enemigos que le han hecho crecer y aprender. Siempre me pareció un detalle precioso, algo digno de un alma grande y humilde al mismo tiempo. En esas líneas deja para la posteridad algunas de las estrellas en su camino. Y los Pensamientos de Marco Aurelio son la inspiración para esta blog que aquí y ahora inicio, es una de las estrellas en mi camino.

Es un blog para agradecer y para reflexionar, a la vida y sobre la vida, a conocidos y desconocidos, a maestros de ahora y de siempre, a músicos, cineastas, literatos... ¡es tan larga la lista!