Hoy
he visto a mi gata cazar a una abeja: maullaba, la perseguía, varias
veces se la metía en la boca para soltarla enseguida dando una
especie de grito/maullido... Observándolas pensaba en la distinta
visión de la realidad que estaban viviendo la gata y la abeja.
Se
que los gatos domésticos mantienen siempre su instinto cazador, y
que muchas veces «cazan» y luego no saben qué hacer con lo que han
cazado. ¿Son malvados, agresivos... inconscientes? Es esto último,
en general todos los vemos claro. Un gato doméstico no necesita
cazar, tiene sus necesidades alimenticias cubiertas, ignora que son
sus instintos los que están actuando en él. No ha despertado la
suficiente conciencia como para darse cuenta de que los instintos son
automatismos que lo condicionan y le hacen hacer cosas que a veces
son innecesarias, como cazar para comer cuando tienes a tu
disposición toda la comida que necesitas.
La
cuestión es que los instintos, al menos en este caso, tienen más de
una función. ¿La caza, en un gato, solo sirve para alimentarse? No
soy ninguna experta en gatos ni en zoología en general, pero me
atrevo a deducir que puede servir también, de algún modo, como
entretenimiento o para descargar adrenalina, para mantenerse en
forma, para hacer cosas que de alguna forma sean útiles...
Recuerdo
que una vez un psicólogo contaba que en una visita que Sigmund Freud
realizó a EE.UU., le hicieron una entrevista en la cual, con su
habitual talante pragmático, le hicieron más o menos la siguiente
pregunta: ¿Diga, en dos palabras, el secreto de la felicidad (o
de la salud psicológica)?, y Freud contestó «Amor y trabajo».
Es decir, algo que hacer y alguien con quien compartir lo que haces.
Me pareció genial Freud. Todos necesitamos algo que hacer, algo que
resulte útil, lo que otro gran psiquiatra, Victor Frankl, definiría
como una vida con sentido.
Los
seres humanos tenemos instintos, como los gatos, y muchos otros
automatismos aprendidos. Los instintos tienen una razón de ser, no
están ahí para fastidiarnos, no son malvados. Son instintos. El
instinto de caza está relacionado con una necesidad básica, comer,
que a su vez está relacionado con otra necesidad básica, vivir. ¿Es
malo comer para vivir? Evidentemente no. ¿Qué pasa cuando sentimos
el impulso de un instinto? Quizás esté ahí el verdadero meollo del
arte de ser Humano, Hombre, Ser Consciente, etc. El hombre puede
desarrollar la capacidad de crear un espacio entre el estímulo y su
respuesta ante él. Decimos que un hombre es un «animal» o una
«bestia» cuando actúa dejándose llevar solo por sus instintos,
sin hacer uso de ese don tan complicado de usar como es el libre
albedrío. Dicho así parece muy fácil, pero todos sabemos que a la
hora de la verdad las cosas resultan distintas. Por una parte es un
arte que ha de ejercitarse, y hay quienes están más avanzados en
ese proceso y otros que menos; por otro lado a cada cual le «aprieta
el zapato» por algún sitio. Es decir, que aquello que a ti te
resulta difícil controlar para mí resulta facilísimo (y te suelo
juzgar por ello), mientras que lo que a ese otro le resulta tan
sencillo como respirar tu te sientes incapaz de controlarlo.
Cuando
uno se encuentra ante una situación así debe usar del don de la
inteligencia, porque no todo se conquista a fuerza de voluntad, o no
solo a fuerza de voluntad. La voluntad también necesita ejercitarse,
no todos la llevamos de serie. Pongamos un ejemplo, utilizando a mi
gata. De repente tomo conciencia de que no necesito cazar y que, por
lo tanto, no tiene ningún sentido hacerlo. Lo he hecho hasta ahora
no porque yo sea un ser malvado sino porque no me había dado cuenta
(ignorancia). Y además estoy haciendo sufrir a un ser vivo
inútilmente. Pero el instinto sigue ahí, cada vez que veo una mosca
pasar, o un ratoncito correr, el instinto me puede. Puedo usar de la
sola fuerza de voluntad para controlarme, pero, como decía, no todos
la llevamos de serie y, además, desgasta mucho trabajar con uno
mismo de esa manera. Uso mi inteligencia: ¿qué busca este instinto
además de mantenerme sano, fuerte y con vida? ¿De qué otras
maneras puedo dar respuesta a esas necesidades? Y ahí entra en
funcionamiento nuestras experiencias previas, nuestro temperamento,
nuestra creatividad... Si soy de naturaleza mística puedo trabajar
el amor y el respeto por toda forma de vida, hasta el punto de que
vea una abeja y me maraville ante esa expresión de la Vida,
desaparecido ya todo instinto cazador. Puedo ser de una naturaleza
más pragmática y buscar vías alternativas de distracción y
desgaste de energía/adrenalina (juego, deporte, etc.). Las
respuestas son infinitas. Lo importante es no conformarse con la vía
de la represión de los instintos, la historia demuestra que eso en
general no ha llevado a nada bueno. No se trata de reprimir sino de
poner en marcha nuestra creatividad para buscar distintas vías de
canalización de todo un bagaje instintivo que lleva millones de años
en funcionamiento.
Quizás
se trate, más que de canalizar, de ampliar, de elevarse, de mirar de
una forma distinta. ¿Y si mi instinto de supervivencia individual,
que acompaña al hombre desde el mismo momento en que empieza a
respirar, lo amplio hasta abarcar a todos mis seres queridos, y
después a toda mi ciudad, y después a toda la humanidad, y después
a toda forma de vida, y después a todo el universo? A eso yo lo
llamo Evolución, no solo sería la respuesta a nuestro instinto de
supervivencia tanto personal como individual, sino que creo que ese
paso ya lo han dado hombres de la talla de un Gandhi, una Madre
Teresa de Calcuta o un Buda (por decir solo nombres de algunos que
son por la mayoría de personas conocidos).
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